México
Las lesiones son un tema casi tabú en el mundo del circo. Los artistas son conscientes de que ponen sus cuerpos al límite y de que a veces lo traspasan, aunque no se suele mencionar. También, el circo, por su exposición al riesgo y al “más difícil todavía”, se convierte en una actividad donde las desgracias fortuitas suceden. Aunque también, como en tantas ocasiones, una adversidad se puede convertir en un nuevo camino que transitar. Esto fue lo que le ocurrió a Nicolás (Ciudad de México, 1986) cuando, habiendo ingresado como malabarista y acróbata en la Escuela de Circo de Shanghái, en China, sufrió una grave lesión en la pierna que le impedía siquiera mantenerse de pie. Un maestro de esa escuela le sugirió que probase a hacer verticales hasta su recuperación. Pronto vio que tenía gran facilidad para esta disciplina y, cuando pudo volver a las acrobacias y los malabares, se dio cuenta de que añoraba eso de sostenerse sobre las manos.
El resto es historia, que dicen. Tras un periodo de especialización e investigación en los equilibrios, ha desarrollado una técnica y un espectáculo que le han llevado a actuar en prestigiosos eventos circenses como el Festival Mondial du Cirque de Demain (donde consiguió el premio especial del jurado), y a trabajar con las principales compañías mundiales, como el Circo del Sol, Les 7 Doigts de la Main o Franco Dragone.
En FIRCO disfrutaremos de su número con la mesa giratoria, con la que ha experimentado hasta mostrar un espectáculo fluido y sutil, en el que su fin último es alcanzar la felicidad.
“Sentirse cómodo con lo que es,
feliz de no estar estancado,
feliz de estar siempre cambiando y evolucionando”.
